miércoles, 5 de marzo de 2014

Los que lloraban en Lampedusa y miran para otro lado en Ceuta

¿Os acordáis de Lampedusa? En aquellos días lloraban muchos que hoy miran para otro lado cuando se habla de los muertos en la frontera de España.


Ya entonces escribí aquí que había sinvergüenzas que, siendo los primeros responsables de esas muertes, se mostraban afligidos por las mismas. Políticos europeos, de todos los colores, que son responsables de las leyes que provocan que la única manera de entrar en Europa de esas personas sea jugándose la vida.


Hay una cosa muy clara, lo que es indignante es que los cargos políticos europeos, seguramente en un lavado de imagen asqueroso, achaquen a la guardia civil española su comportamiento ante los inmigrantes, mientras aplican políticas por las que las fronteras son permeables para el dinero y el comercio, pero no para las personas. 

Las políticas de Europa dejan las fronteras libres para que entre mercancía de cualquier país sin cobrar impuestos de aduana, lo que solamente beneficia a las empresas, que pueden llevar sus fábricas a sitios donde los costes de mano de obra sean menores o, lo que es lo mismo, donde el personal tenga menos derechos y puedan pagarle menos. Mantienen además en esos sitios a gobernantes corruptos que vendan a su ciudadanía al mejor postor. Población que, ante las escasas perspectivas que tienen en sus países y la imagen que se les da de la vida en Europa, piensan en emigrar porque por el mismo trabajo van a cobrar 4 o 5 veces más y, lo más importante, porque en sus países hay hambre, guerras, pobreza y viven sin derechos y en peligro constante.

Para que no escasee la mano de obra barata los países "ricos" tienen que impermeabilizar sus fronteras, ya que ante la escasez podría subir el coste de la misma. No les importa que eso produzca muerte, no les importa que entren y trabajen sin papeles, aunque eso lleve a que quien emigra sea explotado o explotada en su trabajo.

Cuando hablan de las muertes que provocaron el comunismo y el nacismo, millones de muertes directas e indirectas, se olvidan de hablar de las del capitalismo. Muertes producidas en los países donde han mantenido a dictadores para su beneficio, muertes producidas por el hambre que han llevado a países donde antes había comida, muertes producidas por las guerras donde venden sus armas y en las que defienden sus intereses los países capitalistas, muertes producidas al intentar emigrar, muertes producidas por la falta de recursos médicos para curar enfermedades no mortales, tanto en esos países como en los europeos y en EEUU.

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