martes, 14 de octubre de 2014

Tarjetas negras, la punta del iceberg

¿De verdad creemos que las famosas tarjetas black son todo lo que hay? Una de las explicaciones que he leído, que en todo caso la culpa sería de quien les dio la tarjeta, casi pasa desapercibida, pero quizás es la que nos tendría que hacer pensar más.


En efecto, si la culpa sería de quien se las dio, hemos de suponer que los receptores de las mismas las veían como algo normal, por lo tanto, deben existir tarjetas de este tipo en más sitios, sea legal o no, para que eso sea así. Estas personas deben tener o haber visto otras tarjetas iguales o parecidas. 


Pero no sólo es las tarjetas, de las cuales han sacado unos pocos millones, el despropósito de Caja Madrid, y por desgracia de muchas cajas, estaba más allá, el entramado de los dirigentes va más lejos. Por lo pronto las han llevado a la quiebra, se han dedicado más a financiar a partidos políticos, empresas "amigas" y a administraciones públicas, como podemos ver en este vídeo cómico-explicativo de forma sencilla, que a las labores para las que fueron creadas los "monte de piedad". Cuando menos curioso que su origen esté relacionado con la lucha contra la Usura.

Las cajas, que no tienen accionistas, puesto que tienen carácter de fundación, estaban gobernadas por una Asamblea General, donde estaban representados, al menos en teoría, empleados, fundadores, clientes, administraciones públicas y empresas. La asamblea elegía los órganos de gobierno y entre todos se aprobaban los salarios, las dietas, los gastos y las tarjetas que se daban cada uno de ellos. Es cuando menos  inmoral que, siendo una entidad fundacional, tuviesen esos ingresos, manejando un dinero que no era suyo y que debería haber tenido un fin de ayuda o de créditos para pymes. No pueden repartirse beneficios, las cajas tenían que repartir los mismos a su fin social.

¿Cómo controlaban los más altos directivos que las asambleas, los partidos, las empresas o los sindicatos no actuasen? Pues pincha en este vídeo y tienes una explicación también sencilla. Es la cooptación que ha podrido los sindicatos, los partidos, las patronales y todos los estamentos de la democracia, en ella alguien vota no a la persona que ve más preparada, si no a aquella que luego va a votar o a colocar al primero en un carguito. Así consiguieron llegar, así consiguen hacer lo que quieran, ya que quien está por debajo o les debe el cargo o les han dado una parte del dinero o ambas cosas.

Al final, como nos ha pasado en todos y cada uno de los estamentos de esta democracia, todo ha ocurrido porque las personas más capacitadas o se quedan solas o dejan de lado el entrar en estos organismos.




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