miércoles, 25 de septiembre de 2013

Un sindicalista indignado

Lo que hacemos bien lo ocultan, lo que hacemos regular lo manipulan y lo que hacemos mal lo ponen en titulares.


La federación a la que pertenezco dentro de UGT

Estoy indignado contra el capitalismo y contra la banca, contra la avaricia y la injusticia social, por la corrupción, por el menosprecio de las políticas económicas y empresariales que nos han conducido a tener más de 5 millones de parados y que mucha gente esté perdiendo su casa. Pero también estoy indignado con los que me etiquetan, condenan y tratan de equipararme con un empresario sinvergüenza o el político corrupto de turno, así como con los que desde dentro les dan la razón.


Soy sindicalista, milito en UGT, y como yo más de un millón de compañeros. Llevo toda la vida en la indignación, movilizándome y luchando por un mundo más justo, primero como estudiante y voluntario, ahora como trabajador sindicado. No he pasado de nada y nada me ha dado igual. Somos muchos los que, día a día, arrimamos el hombro para cambiar las cosas, tratando de mejorar la situación de los trabajadores en las empresas, exigiendo protección social para las personas que han perdido su puesto de trabajo, combatiendo y denunciando los abusos empresariales, las políticas económicas neoliberales que tratan de acabar con las conquistas sociales. Pero no es fácil ni el resultado es inmediato.


Indignado por los ataques desde dentro

Que haya compañeros y compañeras que se hayan olvidado que significa ser sindicalista es grave, más aún si además con ello dañan el trabajo de otras personas. Estos "ataques desde dentro" se producen cuando un sindicalista olvida que las horas sindicales son para trabajar y no para estar en su casa, o cuando un miembro de la ejecutiva se preocupa más de seguir en el cargo que de resolver los problemas de los trabajadores y trabajadoras. 

Por suerte estos son los menos, si no haría tiempo que la UGT no existiría, pero hacen mucho daño porque los medios, sobre todo los neoliberales, aprovechan a cada uno de ellos como si fuesen el común denominador y no la excepción que cumple la regla. En estos años he conocido suficientes personas dentro del sindicato para saber que la inmensa mayoría no somos así.

Indigando por los ataques desde la izquierda

El sindicalismo ha convocado huelgas generales, haciendo frente a todo tipo de críticas. Me he movilizado contra los gobiernos del PP, del PSOE y otra vez del PP, he firmado y participado en la recogida de la Iniciativa Legislativa Popular contra una norma que supone un abaratamiento del despido y la que pidió la dación en pago.

Por ello no entiendo como tanto los otros sindicatos, como el todavía difuso 15M y personas que sin estar en ningún grupo se consideran de izquierda, contribuyen a la mala imagen que se da, mediante difusión de lo malo y creyendo en las manipulaciones de lo regular.

Indignado por los ataques desde la derecha

Dejo para el final lo que más me indigna, los ataques de esos medios de derecha, neoliberales, neocon o cualquier otro nombre que queramos darle, pero que al final son los medios del capital, en ellos si un sindicalista roba son todos los sindicalistas unos ladrones y si uno de los suyos roba es que un sinvergüenza se les ha colado. Claro que no nombran que a su sinvergüenza ellos le han pagado el abogado y protegido.

Ahora salen con un sindicalista que con la tarjeta del sindicato gastó unos euros, creo que en total no llegan a 10 euros, dándole un bombo a todas luces desproporcionado. Si el Papa dice algo que les conviene la palabra del "Santo Padre" es infalible, si dice que no es de derechas entonces es blanco de críticas y burlas, además de ser avisado de que mejor deje el coche humilde que está usando y vuelva a darle pomposidad al papado.


No hay comentarios:

Publicar un comentario