viernes, 6 de diciembre de 2013

Ser crítico/a es ser sindicalista.


Cuando oigo hablar de "sector crítico" dentro de un sindicato siempre pienso, quien no sea crítico/a mejor que deje de ser sindicalista. Si pedimos democracia en la sociedad, si pedimos libertad de expresión, protección para que a quien lucha en la empresa no se le despida por ello, no podemos por menos que pedir lo mismo para nuestro sindicato. Hay quienes confunden los objetivos y la lucha común con una lealtad mal entendida donde lo que se pide es que se crea a la persona que está arriba en la organización sin cuestionarle nada. Si, soy crítico, por eso soy sindicalista.


Sea cual sea la estructura del sindicato debe permitir la crítica, pública o privada, sobre todo cuando se cuestiona a las personas que están en la organización y no a la misma. Los órganos directivos de un sindicato deberían respetar, al igual que pedimos en las empresas, a las personas que lo critican. Siempre es fácil tener a personas a tu lado que te digan que todo está bien, sin cuestionarse nada, pero lo que realmente sirve para mejorar es tener a quienes te digan donde te equivocas y más si además aportan posibles mejoras. Si quien lidera el sindicato no quiere tener a su lado gente que le critique, va por muy mal camino.


Somos muchos y muchas, somos cada miembro de un comité, delegado y delegada del sindicato que cada día está en su puesto de trabajo y ayuda a quienes trabajan a su lado es uno de nosotros y nosotras, así que no digan que somos tres o cuatro. Y no, no vamos a permitir que se ensucie nuestro trabajo, nuestro sindicato, porque es más nuestro que de los que lo ensucian. 

Nosotros y nosotras demostramos nuestra calidad sindical en el tajo, allí donde más falta le hace a la clase trabajadora, porque es ahí donde se demuestra y no en los sillones de los cargos que se obtienen mediante secuestrar la democracia y el debate interno. Somos los que ganamos las elecciones sindicales que dan los números para que podamos decir que la UGT es uno de los sindicatos más representativos, los que conseguimos que se negocien los convenios colectivos. Por criticar la gestión de unos compañeros y compañeras cuya función principal era la de coordinar y facilitar nuestra labor, pero que con su gestión dificultan y desunen, no se debería decir que no somos válidos, quienes no son válidos son ellos y ellas.

Si la UGT confederal no actúa para limpiar la cúpula de la UGT Andalucía lo tendremos que hacer desde las bases. Pedir la dimisión de todas las personas implicadas y la expulsión del sindicato de quien sea culpable directo. Llevar ante la comisión de garantías a todos y todas los que hayan "metido la mano" de forma culpable. La terna ex-secretario general, ex-secretario de organización y ex-secretario de administración deben salir del sindicato y las pruebas de cualquier acción ilegal que hayan cometido entregadas a la justicia, no podemos ser el PP de los sindicatos. 

Por último, como ejemplo de qué es un sindicato, hay que readmitir a quienes fueron despedidos y despedidas por un ERE con el que la mayoría no estamos de acuerdo. Un sindicato de trabajadores y trabajadoras no puede despedir sin buscar todas y cada una de las opciones posibles, entre las que puede entrar vender patrimonio.

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