Una pequeña isla italiana |
Vergüenza da ver que cientos de personas mueren por culpa de una legislación que los obliga a intentar entrar irregularmente, sinvergüenzas los que siendo responsables de esas leyes ahora se escandalizan.
Puede que haya sido el mayor naufragio en los últimos años de una embarcación con inmigrantes, pero no es la única. Cada año se dejan la vida miles de personas en las aguas del Mediterráneo y del Atlántico buscando una vida mejor. Huyendo de guerras, hambre y desesperación encuentran puertas cerradas.
En Europa las leyes de inmigración hacen casi imposible que una persona pueda intentar entrar para buscar trabajo, cuando lo hay, de forma legal. Al final una persona termina por intentar un acceso de forma irregular, si son de África, casi su única opción es la patera. Que ahora los políticos responsables de esas leyes digan que hay que buscar una solución para ese problema humanitario es de sinvergüenzas.
Si miramos la hemeroteca veremos noticias en contra de regularizaciones pasadas, a favor de un mayor control de la inmigración, criticando y denostando a los políticos que hagan por facilitar el acceso y alabando a los que lo dificultan, que critican cualquier gasto humanitario en el extranjero. Que esos mismos medios ahora vengan mostrando su pena por la muerte de esas personas, cuyo único delito es huir del hambre y la guerra, se de sinvergüenzas.
No me vengan ahora con penas esas personas, que son los culpables primeros de las desgracias, de esta y de las muchas que a lo largo del año vemos en el estrecho y en Canarias. De aquellos lodos estos barros, si en vez de impedir, dificultar y perseguir la inmigración o en vez de cortar las ayudas, o darlas a corruptos de allí o de aquí, se hubiesen buscado soluciones antes seguramente no estaríamos hablando hoy de tantos fallecidos.
Seguramente esta desgracia pase para los periódicos, sustituida por un peinado nuevo de un futbolista o por la nueva novia de un actor, o simplemente por otras noticias que ocupen la actualidad. Pero no pasará para quienes desde las costas de África esperan una oportunidad para dejar atrás un infierno, para algunas de esas personas seguramente llegará tarde la solución, ocuparán otras portadas si les pasa algo, si no recibirán el ataque y el desprecio de aquellos que hoy lloran por la muerte de otros.
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